El actual escenario económico y normativo representa para las PYMES un importante desafío y carga administrativa que las obliga a estar alertas para dar cumplimiento con las exigencias regulatorias y las necesidades de que la información financiera sea oportuna y de calidad, tanto para la toma de decisiones estratégicas como para la obtención del financiamiento, requerimientos fiscales y el desarrollo de sus actividades o nuevos proyectos, por mencionar los más importantes.

Como introducción al tema principal de este artículo, es necesario tener claros dos conceptos ¿Qué es una PYME?, y ¿Qué es la Auditoría financiera y sus beneficios?

Las “PYMES” pequeñas y medianas empresas en México llamadas también “MIPYMES” de acuerdo a la Ley para el Desarrollo y la Competitividad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa y de la Secretaría de Economía (SE) como encargada de la aplicación de esta Ley, se entiende por MIPYMES: Micro, pequeñas y medianas empresas, legalmente constituidas, con base en la estratificación establecida por la SE, de común acuerdo con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), publicada en el Diario Oficial de la Federación (DOF), partiendo de la siguiente Estratificación por número de trabajadores:

ESTRATIFICACIÓN

La Auditoría financiera o de estados financieros, la podemos describir como un proceso a través del cual se realizan procedimientos de acuerdo a las Normas Internacionales de Auditoría (NIA) con el objetivo de obtener evidencia suficiente y adecuada, que permite al auditor opinar sobre la razonabilidad de la preparación y presentación de dichos estados y que tiene además otras ventajas entre las cuales se pueden destacar; a) mejora la forma de confiar de la administración, b) ayuda a implantar y mejorar los controles internos, c) descubre fallos, errores u omisiones, lo que ayuda a su corrección, d) manifiesta posibles situaciones de fraude, e) y refuerza un conocimiento mejor sobre el estado patrimonial de la PYME.

La importancia de este tema radica en que las PYMES como segmento empresarial es el más significativo del país en términos económicos, según datos de la Secretaría de Economía existen poco más de 5 millones de empresas o unidades económicas, de las cuales el 99.8% son consideradas PYMES pues de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) aportan el 42% del Producto Interno Bruto (PIB) y generan el 73.8% de los empleos remunerados en el país. Se trata de proporciones considerablemente más altas que las observadas en la mayoría de los países pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), razón por lo que es importante que seamos empáticos y solidarios para dar impulso a las PYMES, ya que sufrieron una disminución importante en la venta de sus productos y servicios provocados por la pandemia de COVID19 que afectó principalmente en 2020 y 2021, debido al cierre temporal de establecimientos, al cambio de patrones de consumo, al cambiar de la venta directa en mostrador a incrementarse las ventas por internet, por mencionar algunos.

Si bien se ha observado una recuperación en el empleo y en la economía del país, ya que 2022 cerró con la generación de 1.7 millones de empleos, que resultó en un incremento de 3.1% en la población ocupada con respecto al cierre de 2021, es importante apoyar en la capacitación y uso de las tecnologías de la información a los negocios que forman parte de la base económica y que, a su vez, ayudan al desarrollo y combate a la pobreza del país.

Por otro lado, ¿Qué sucede al interior de la operación que un gran número de empresas no acaban de consolidarse o terminan por cerrar sus puertas? Se ha visto que tienen ideas innovadoras, pero no cuentan con un adecuado fondeo y créditos bancarios a la medida. Además, se les dificulta el ahorro para utilizarlo como inversión o soportar los flujos de operación, les falla el documentar procesos y en fortalecer las redes de distribución y comunicación.

En resumen, sabemos que las PYMES en general están en desventaja y limitadas tanto en recursos financieros como no financieros. Entre los principales aspectos que les afectan se encuentra:

• Problemas de liquidez por la falta de acceso a servicios financieros.
• Deficiente determinación de sus costos y gastos, y en consecuencia el desconocimiento de la rentabilidad del negocio.
• Falta de definición en sus estructuras organizacionales.
• Personal poco capacitado.
• Falta de controles internos y análisis de riesgos.
• Procesos manuales en lugar de automatizados.
• Falta de elaboración de presupuestos y pronósticos.
• Pago correcto de obligaciones fiscales.

Esto está influenciado porque las PYMES generalmente no pueden proporcionar estados financieros de conformidad con las Normas de Información Financiera (NIF) aplicables como parte de los criterios establecidos para el otorgamiento de préstamos por parte de las instituciones financieras.  Por decirlo de otra forma, las PYMES no son financiables considerando que los esfuerzos del gobierno y la banca privada han sido insuficientes. En este orden de ideas, el papel de los auditores independientes en las PYMES es esencial, ya que unos estados financieros más confiables aumentarán la probabilidad de que una institución financiera apruebe una solicitud de crédito para empresas PYMES. Por lo tanto, el objetivo de la auditoría de las PYMES es ayudar a fortalecer y presentar información financiera confiable para que puedan ser más rentables en el futuro.

A pesar de lo anterior, una gran mayoría de las PYMES no están interesadas en contar con sus estados financieros auditados en comparación con las grandes empresas. Es común que las PYMES únicamente requieren servicios de auditoría externa cuando solicitan un crédito de una institución financiera y les requieren la opinión de un auditor independiente. Es importante enfatizar que, no solo la realización de auditorías externas en empresas PYMES ayudan a mejorar el acceso al financiamiento bancario, sino que también entregan confianza al inversor para decidir invertir en el capital de riesgo, financiar proyectos o, ser parte de proyectos de crecimiento, ya que una auditoría realizada por terceros independientes y calificados genera confianza al inversor, con el objetivo de potenciar y apalancar el crecimiento de las PYMES.

Por esta razón, es necesario que auditores independientes realicen las auditorías de forma eficaz con el fin de emitir una opinión de auditoría sobre si los estados financieros que son presentados por la empresa presentan fielmente la situación financiera, con el fin de obtener una opinión favorable del auditor independiente de conformidad con las Normas de Información Financiera (NIF).  Es necesario comentar que existen una serie de preceptos en las NIF y en regulaciones fiscales que dificultan su cabal cumplimiento, ya que no poseen recursos humanos ni financieros como lo tienen las grandes empresas.

En conclusión, para el dueño de una PYME, la palabra auditoría representa un gasto no necesario, para una microempresa, tal vez una formalidad que solo está pensada para empresas de un tamaño mayor a la suya. Independientemente de estas creencias, no hay que perder de vista las consecuencias negativas o riesgos de no contratar una auditoria, así como tener en cuenta los beneficios que aporta realizarla, la cual principalmente contribuye a la integridad, fiabilidad y credibilidad de sus estados financieros ante sus accionistas y su administración.  Además, las empresas, incluyendo las PYMES han detectado el efecto favorable de una auditoría por la influencia de esta en la opinión de terceras personas interesadas. Las empresas de menor tamaño ven que la emisión de una opinión positiva de una auditoría mejora sus relaciones con las entidades financieras, con posibles inversores, lo cual las coloca por encima de sus competidores.